RESUMEN DE LA OBRA LITERARIA : "EL ABUELO REY" DE GABRIEL MIRÓ

RESUMEN DE LA OBRA EL ABUELO REY DE GABRIEL MIRÓ
El abuelo rey es una novela que Miró escribió en 1912 y que luego fue publicada en 1915.

Esta obra relata la vida de una familia a través de tres generaciones, en serosca. La belleza de esta radica en la trama bien argumentada, en la mezcla perfecta de la ironía y el sentimiento. En la ciudad levantina de Serosca se encuentra don Arcadio, un hombre entrado en años, de aspecto un poco lánguido y triste, que se hace notar cuando de su tierra Serosca se trata.

Con una férrea posición regionalista, si se sabe que s habla mal de ella, entra en disputa para defender su terruño. Don Arcadio tiene un hijo llamado Agustín, que luego de vivir su infancia y seguir sus estudios normalmente, llega a convertirse en ingeniero y en inventor torpe. Agustín es la otra cara, opuesta al carácter conservador y patriota de su padre.

En ese arranque de rebeldía en contra de los preceptos y reglas familiares se casa con Barcelona con una joven cubana que fallece en el momento del nacimiento de su hijo, también llamado Agustín. En medio de la tristeza y el abatimiento, Agustín hace un viaje a Filipinas donde muere.

Don arcadio abuelo ahora de Agustín, lo educa también convirtiéndolo en ingeniero. Como si el sino de su padre lo fuera guiando paso a paso. Agustín se dedica a la invención.
Luego de su matrimonio con Loreto, una joven abnega, dulce y sumisa mujer, viaja a América donde después de una carta dirigida a su esposa desaparece sin dejar rastro.

Alrededor de los agustines aventureros se va tejiendo una leyenda que hace de estos hombres, héroes que se atrevieron desafiar las leyes familiares para ser dueños de su propio destino.
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Fue el segundo entre los hijos de Encarnación Ferrer y Juan Miró, ingeniero de Obras Públicas. Estudió entre 1887 y 1892 junto a su hermano Juan como alumno interno de los jesuitas del Colegio de Santo Domingo en Orihuela, donde le concedieron su primer premio literario con un trabajo de redacción escolar titulado Un día de campo; allí enfermó de reúma en la rodilla izquierda, quizás por hipocondría, y pasó largo tiempo en la enfermería del colegio. Su delicado estado de salud movió a sus padres a trasladarlo al Instituto de Alicante, y después marchó con su familia a Ciudad Real, como reflejará en su novela Niño y grande; allí terminó el bachillerato. En octubre de 1895 empezó a estudiar Derecho en la Universidad de Valencia y en la Universidad de Granada, donde se licenció en 1900. Fracasado en dos convocatorias de oposiciones a la Judicatura, ocupó cargos modestos en el Ayuntamiento de Alicante y en su Diputación provincial, viviendo en el apartado barrio de Benalúa.
En 1901 casó con Clemencia Maignon, hija del Cónsul de Francia en Alicante, de cuyo matrimonio nacieron sus hijas Olympia (1902) y Clemencia (1905). En 1908 ganó el primer premio de novela organizado por El Cuento Semanal, adquiriendo rápidamente gran fama de narrador y estilista: en ese mismo año le dan un homenaje varios escritores, entre ellos Valle Inclán, Pío Baroja y Felipe Trigo; también en ese año fallece su padre. Colabora en muchos diarios y revistas españolas y americanas, entre ellas El Heraldo, Los Lunes de El Imparcial, ABC y El Sol de Madrid, y Caras y Caretas y La Nación de Buenos Aires.
En 1911 le nombraron cronista de su ciudad natal. Desde 1914 anduvo empleado en la Diputación de Barcelona, donde se traslada a vivir. Allí dirigió una Enciclopedia sagrada para la editorial catalana Vecchi & Ramos, proyecto que no se llegó a concluir pero que le satisfizo íntimamente, y entre 1914 y 1920 colaboró en la prensa barcelonesa: Diario de Barcelona, La Vanguardia y La Publicidad. Conoce allí al editor de muchas de sus novelas, Domenech. Se trasladó a Madrid al ser nombrado en 1920 funcionario del Ministerio de Instrucción Pública y allí permaneció los últimos diez años de su vida; en 1921 era Secretario de los consursos nacionales de ese mismo ministerio. En 1925 ganó el Premio Mariano de Cavia por su artículo "Huerto de cruces" y en 1927 es propuesto para la Real Academia de la Lengua, pero no es elegido, quizá por el escándalo levantado ante su novela El obispo leproso, considerada anticlerical.
La infancia y juventud de Gabriel Miró en un ambiente católico y tradicionalista moldearon profundamente a Gabriel Miró como hombre melancólico e introvertido; era un cristiano esencial y puro de sentimientos, pero su experiencia formativa con los jesuitas lo convirtió en anticlerical al modo de "Clarín". Hombre sencillo, humilde y bondadoso, Gabriel Miró tuvo un temperamento hiperestésico, una sensibilidad exacerbada a colores, aromas, texturas y sonidos que refleja en sus obras, de tempo lento y moroso y carácter muy lírico y descriptivo; su estilo, muy elaborado, se halla esmaltado de palabras castizas, arcaísmos y sinestesias. Entre sus escasos amigos tuvo al compositor Óscar Esplá y al escritor José Martínez Ruiz, "Azorín", que era de su misma tierra.

 La mayor parte de la crítica considera que la etapa de madurez literaria de Gabriel Miró se inicia con Las cerezas del cementerio (1910), cuya trama desarrolla el trágico amor del hipersensible joven Félix Valdivia por una mujer mayor (Beatriz) y presenta —en una atmósfera de voluptuosidad y de intimismo lírico— los temas del erotismo, la enfermedad y la muerte.

En 1915 publicó El abuelo del rey, novela en la que se relata la historia de tres generaciones en un pueblecito levantino, para presentar, no sin ironía, la pugna entre tradición y progreso y la presión del entorno; pero, ante todo, nos encontramos con una meditación sobre el tiempo.
Un año después aparece Figuras de la Pasión del Señor (191617), formada por una serie le estampas en tomo a los últimos días de la vida de Cristo. También de 1917 es el Libro de Sigüenza, con el que Miró inicia las obras de carácter autobiográfico, centrándose en el personaje de Sigüenza, no sólo heterónimo o álter ego del autor, sino su propio yo fijado líricamente, que va dando unidad a las escenas en sucesión que componen el libro. Un carácter similar tienen El humo dormido (1919), sobre el tema del tiempo, y Años y leguas (1928), de nuevo con el personaje de Sigüenza como protagonista y eje conductor.
En 1921 apareció un libro de estampas, El ángel, el molino, el caracol del faro, y la novela Nuestro padre San Daniel, que forma una unidad junto con El obispo leproso (1926). Ambas se desarrollan en la ciudad levantina de Oleza, trasunto de Orihuela, en el último tercio del siglo XIX. La ciudad, sumida en el letargo, está vista como un microcosmos de misticismo y sensualidad, en el que los personajes se debaten entre sus inclinaciones naturales y la represión social, la intolerancia y el oscurantismo religioso a los que están sometidos.
Ricardo Gullón ha calificado los relatos de Miró como novelas líricas. Son, por tanto, obras más atentas a la expresión de sentimientos y sensaciones que a contar sucesos, en las que predominan
  1. La técnica del fragmentarismo,
  2. La utilización de la elipsis y
  3. La estructuración del relato en escenas dispersas, unidas a través de la reflexión y la rememoración

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