QUE SUCEDIO UN DIA COMO HOY 26 DE DICIEMBRE EN NUESTRA HISTORIA

  • Fiesta de Santa Isabel, en el distrito de el Carmen (Chincha, Departamento de Ica). Tradicional baile de las pastoras recitando versos que datan del siglo XVII.
  • 1541.- Al mando de 57 hombres, Francisco de Orellana, parte en busca del "País de La Canela" y descubre el río Amazonas.
  • Francisco de Orellana
    (Trujillo, España, 1511 - ?, 1546) Explorador y conquistador español, descubridor de la selva amazónica y primer navegante del río más caudaloso de la Tierra.
    Poco conocido y eclipsado por nombres de la talla de Hernán Cortés o Francisco Pizarro, Orellana protagonizó, sin embargo, uno de los episodios más brillantes de la historia española en el Nuevo Mundo, siendo su vida un ejemplo de heroísmo y honestidad.
    La abuela materna de Francisco de Orellana pertenecía a la familia Pizarro, de modo que tanto por su patria chica como por su linaje no le eran ajenos los aromas americanos. Nada se sabe de su infancia, pero no hay duda de que desde niño quiso emular las gestas de sus paisanos, ya que en 1527, siendo sólo un mozalbete, se trasladó al Nuevo Mundo para integrarse en la reducida hueste de su pariente, Francisco Pizarro.
    Junto a él participó en la conquista del imperio de los incas, revelando ser un soldado hábil y sobre todo fogoso, tanto que en cierta ocasión pecó de temerario y perdió un ojo luchando contra los indios manabíes. Antes de cumplir los treinta años, Orellana había tomado parte en la colonización del Perú, había fundado la ciudad de Guayaquil y era, según los cronistas, inmensamente rico.
    Al estallar la guerra civil entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro, Orellana no dudó en decantarse a favor de su pariente. Organizó un pequeño ejército e intervino en la batalla de Las Salinas, donde Almagro fue derrotado. Luego se retiró a sus tierras ecuatorianas y desde 1538 fue gobernador de Santiago de Guayaquil y de la Nueva Villa de Puerto Viejo, etapa en la que se distinguió por su carácter emprendedor y por su generosidad.
    Además, hizo algo verdaderamente encomiable y singular: puesto que deseaba ligar su existencia a aquellos territorios, juzgó necesario aprender las lenguas indígenas y se dedicó concienzudamente a su estudio. Este afán, que le honra y distingue de sus rudos pares, iba a contribuir en gran medida a que alcanzase la ansiada gloria, como veremos más adelante.
    Aun cuando podía haber terminado sus días rodeado de paz y prosperidad, ni las riquezas ni el bienestar podían calmar su sed de aventuras y nuevos horizontes. Por este motivo, cuando supo que el gobernador de Quito, Gonzalo Pizarro, estaba organizando una expedición al legendario País de la Canela, Orellana no vaciló ni un momento y se ofreció a acompañarlo.
    El País de la Canela
    Las noticias acerca de la abundancia de la preciada especia en las tierras del oriente ecuatoriano se remontaban a una época anterior a la llegada de los españoles, y eran tan prometedoras como las que daban cuenta del fabuloso reino de El Dorado. El hermano pequeño del conquistador del Perú estaba decidido a encontrar la gloria en el descubrimiento de aquel fructífero País de la Canela y con ese propósito salió de Quito en febrero de 1541 al frente de 220 españoles y 4.000 indígenas. Por su parte, Orellana intentó reunirse con él, pero al llegar a la capital tuvo conocimiento de que Gonzalo ya había partido dejando el encargo de que siguiera sus pasos.
    A la cabeza de un reducido grupo de 23 hombres, Orellana se dispuso a atravesar los temibles Andes ecuatorianos. Tras recorrer la altiplanicie, comenzó una lenta y fatigosa ascensión sorteando profundas quebradas, laderas pobladas de una maleza impenetrable y pendientes rocosas desprovistas de toda vegetación. En las cumbres andinas, los expedicionarios padecieron a causa del viento gélido y sobrecogedor; más tarde, tras un penoso descenso, el calor tórrido y la atmósfera asfixiante de la selva volvieron a quebrantarles. Al fin, macilentos y diezmados, llegaban al campamento de Gonzalo con un rayo de esperanza brillándoles en los ojos.
    La decepción fue enorme. El campamento no se encontraba en ningún fragante bosque de árboles de la canela, sino en una zona pantanosa e inhabitable. Hundiéndose en las ciénagas y tropezando continuamente con las gruesas raíces que alfombran la jungla, los hombres buscaron por los alrededores el codiciado producto, encontrando tan solo pequeños arbustos silvestres escuálidos y desparramados entre el follaje, de una canela casi sin aroma.
    La situación se hizo insostenible. Los víveres escaseaban y los supervivientes estaban extenuados. Ante la imposibilidad de avanzar por la selva, Gonzalo Pizarro resolvió seguir el curso de un río cercano con el auxilio de un bergantín que, por supuesto, deberían construir en aquel mismo sitio. Famélicos y empapados de sudor, los hombres se apresuraron a cortar árboles, preparar hornos, hacer fuelles con las pieles de los caballos muertos y forjar clavos con las herraduras. Cuando la improvisada nave estuvo lista, comprobaron con alborozo que flotaba sobre las aguas. Había sido una tarea ímproba pero sus esfuerzos se veían, por fin, recompensados.

    Hombres de Orellana construyendo un bergantín
    Gonzalo Pizarro pidió a Orellana que se embarcase con sesenta hombres y fuese río abajo en busca de alimentos, considerando que su lugarteniente podría entenderse directamente con los indígenas en caso de encontrarlos, pues conocía a la perfección sus dialectos. Navegando por los ríos Coca y Napo, el grupo de aventureros continuó la marcha durante días y días sin encontrar poblado alguno.
    El hambre atenazaba sus estómagos y hubieron de devorar cueros, cintas y suelas de zapatos cocidos con algunas hierbas. Durante estas jornadas dramáticas, Orellana supo mostrarse firme y logró mantener la moral y la disciplina de sus hombres predicando con el ejemplo antes que con las palabras. Al fin, el día 3 de enero de 1542, llegaron a las tierras de un cacique llamado Aparia, que los recibió generosamente y les ofreció grandes cantidades de comida.
    Cumplida la primera parte de su misión, Orellana dio las órdenes pertinentes para emprender el regreso río arriba con objeto de ir en busca de Gonzalo Pizarro, quien, según lo acordado, iba a descender lentamente por la orilla hasta encontrarse con su lugarteniente. No obstante, sus hombres se resistieron. Juzgaban que era materialmente imposible remontar la briosa corriente con su insegura nave, y que, aun cuando lo consiguiesen, no podrían cargar víveres, pues el húmedo calor de la selva los echaba a perder en pocas horas. Se negaban a sacrificar estérilmente sus vidas por obedecer una orden suicida. Orellana, convencido por estos razonamientos, se sometió a sus hombres, poniendo como condición que esperasen en aquel lugar dos o tres semanas para dar tiempo a que Gonzalo pudiese alcanzarlos.
    Transcurrido un mes y puesto que no había noticias de Gonzalo Pizarro, los exploradores embarcaron de nuevo. Descendieron por las cada vez más turbulentas aguas y el 11 de febrero vieron que "el río se partía en dos". En realidad, habían llegado a la confluencia del río Napo con el Amazonas, al que bautizaron con este nombre después de tener un sorprendente encuentro con las legendarias mujeres guerreras.
    La fascinante Amazonia
    Puesto que se desvanecía toda esperanza de reunirse con Gonzalo Pizarro, verdadero jefe de la expedición, Orellana fue elegido de forma unánime capitán del grupo. Se decidió construir un nuevo bergantín, al que se puso por nombre Victoria, y continuar por el río hasta mar abierto. Durante el trayecto, los heroicos exploradores arrostraron mil peligros, fueron atacados varias veces por los indígenas y dieron muestras de un valor extraordinario.
    El viaje les deparó continuas sorpresas: árboles inmensos, selvas de lujuriosa vegetación y un río que más bien parecía un mar de agua dulce y cuyos afluentes eran mayores que los más caudalosos de España. Cuando dejaron de divisar las orillas de aquel grandioso río, Orellana ordenó que se navegara en zigzag para observar ambas riberas.

    Itinerario de la expedición de Orellana
    En la mañana del 24 de junio, día de San Juan, fueron atacados por un grupo de amerindios encabezado por las míticas amazonas. Los españoles, ante aquellas mujeres altas y vigorosas que disparaban sus arcos con destreza, creyeron estar soñando. En la refriega consiguieron hacer prisionero a uno de los hombres que acompañaban a las aguerridas damas, quien les relató que las amazonas tenían una reina que se llamaba Conori y poseían grandes riquezas. Maravillados por el encuentro, los navegantes bautizaron el río en honor de tan fabulosas mujeres.
    El 24 de agosto, Orellana y los suyos llegaron a la desembocadura de aquella impresionante masa de agua. Durante dos días lucharon contra las olas que se formaban al chocar la corriente del río con el océano y, al fin, consiguieron salir a mar abierto. El 11 de septiembre llegaban a la isla de Cubagua, en el mar Caribe, culminando uno de los más apasionantes periplos de la historia de los descubrimientos.
    Frente a la acusación de traición
    Orellana aún regresaría a España en mayo de 1543, después de rechazar en Portugal una tentadora oferta de someter las regiones que había explorado en nombre del rey Juan III. Tuvo que responder ante el Consejo de Indias de las acusaciones formuladas contra él por Gonzalo Pizarro, que había conseguido salir de la selva ecuatoriana y volver a Quito. Los cargos de abandono, alzamiento y traición fueron desestimados ante las exhaustivas declaraciones de sus hombres, que dieron cuenta de su rectitud y de la honradez de sus actos.
    Al año siguiente, Orellana contrajo matrimonio con una joven sevillana de buena familia llamada Ana de Ayala, fue nombrado adelantado de la Nueva Andalucía y firmó con el príncipe Felipe las capitulaciones para una nueva expedición al Amazonas. Sin embargo, en sus negociaciones con mercaderes, intermediarios y prestamistas, entabladas al efecto de preparar el viaje, Orellana fue víctima de su nobleza y su buena fe.
    Quien había superado todas las dificultades en el mundo manifiestamente hostil de la selva no fue capaz de vencer las que le planteaba el mundo aparentemente amistoso de la urbe. En la primavera de 1545 había conseguido reunir cuatro naves, pero estaba arruinado y no podía dotarlas de lo más necesario. Se le comunicó que, dado que no había cumplido lo estipulado en las capitulaciones, la expedición quedaba anulada.

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  • 1825.- El Libertador Simón Bolívar es nombrado presidente vitalicio del Perú.
  • La guarnición de la fortaleza del Callao se sublevó, acaudillada por el sargento Moyano (el nombre de los traidores es repetitivo en nuestra historia latinoamericana) que pertenecía al regimiento “Río de la Plata”, libertó a los prisioneros españoles y ondeó enseguida la bandera de Fernando VII en la fortaleza. Las tropas españolas avanzaron rápidamente hacia Lima. En tales circunstancias desesperadas, el Congreso peruano se reunió y llamó a Bolívar, que se encontraba en Pativilca, designándolo dictador y suspendiendo la vigencia de la Constitución. Fue en tales horas críticas, que el presidente peruano marqués de Torre Tagle, el vicepresidente conde de Surrichanga, el general Berindoaga, ministro de Guerra, acompañados de 337 generales, oficiales superiores y jefes subalternos del ejército peruano se pasaron al bando de los españoles. Al mismo tiempo el honrado marqués (a quien dominaba notoriamente su voluble mujer) publicaba un Manifiesto cubriendo de insultos al Libertador.

    Marqués de Torre-Tagle, presidente de Perú.
    Según el historiador Abelardo Ramos, el marqués de Torre-Tagle pertenecía a la orden de los “mentecatos”. Criado en medio del lujo, amaba el poder “no porque fuera ambicioso, sino por ostentación… bajo los virreyes fue pródigo y disoluto; bajo San Martín, patriota; con Monteagudo, oligarca; intrigante con Guido y con San Donás, traidor… hasta en su hogar, la debilidad, que fue la maldición de su vida pública, le persiguió. Sometido ciegamente a su esposa, era en la casa esclavo y no señor”, nos cuenta un escritor.
    Un día reunió el marqués en su casa a varios oficiales de la guarnición para buscar una solución a la situación del Perú. Las tropas clamaban por el pago de sueldos. El coronel Gabriel Pérez propuso levantar un empréstito para socorrer a los soldados.
    “-¿Con cuánto contribuirá usted? –preguntó la marquesa interrumpiéndole-, pues si hemos de creer lo que dice la voz pública, usted gasta querida y coche.

    Reproducción computarizada de cómo pudo haber sido -lo más fielmente posible- el rostro de El Libertador.
    “-Señora –replicó Pérez-, la voz pública suele equivocarse y aun ser maliciosa; y en pruebas de que no debemos darle crédito, baste decir que, según los díceres, usted comparte sus favores entre el marqués y un oficial subalterno del ejército”.
    Tanto valía el marqués como marido que como patriota. Era el hombre menos indicado para agraviar al Libertador.
    Frustración económica, frustración social, frustración nacional: una historia de traiciones sucedió a la independencia, y América Latina, desgarrada por sus nuevas fronteras, continuó condenada al monocultivo y a la dependencia. En 1824, Simón Bolívar dictó el decreto de Trujillo para proteger a los indios del Perú y reordenar allí el sistema de propiedad agraria: sus disposiciones legales no hirieron en absoluto los privilegios de la oligarquía peruana, que permanecieron intactos pese a los buenos propósitos del Libertador, y los indios siguieron tan explotados como siempre.

    Antonio José Sucre, principal lugarteniente de Bolívar.
    Bolívar asumió el gobierno del Perú y adoptó inmediatas medidas para reorganizar el ejército. Nombró a Sucre general en jefe del ejército colombiano-peruano. “Persuadió a las autoridades eclesiásticas a que diesen la plata labrada del culto; adjudicó al Estado el producto de las propiedades de los que, por haber desertado para servir al enemigo, habían perdido el derecho a la protección del gobierno, estableció impuestos y los hizo cobrar”.

    Proyecto de la Constitución Boliviana o vitalicia.
    Simón Bolívar venció a los realistas en Perú; creo un nuevo Estado, Bolivia, en lugar del Alto Perú (más dentro de la férula de las Provincias Unidas del Río de la Plata), e hizo dictar la Constitución, llamada boliviana o vitalicia (1826), en la que él, Bolívar, era presidente de por vida. Su idea era lograr la unidad en la independencia, formando una confederación en el Congreso anfictiónico de Panamá. Nunca fue entendido –sobre todo en lo que sería la Argentina-, se le imputaban ambiciones desmedidas de poder. No bien se produjo la salida de Bolívar del Perú estallaron protestas contra el régimen imperante (1826). Las causas alegadas: presencia de los soldados colombianos y el haberse desentendido del puerto de Guayaquil.

  • 1912.- Se crea el departamento de Madre de Dios, cuya capital es Puerto Maldonado
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  • Puerto Maldonado es una ciudad del sureste del Perú, capital del Departamento de Madre de Dios, situada a orillas del río Madre de Dios, llamado antiguamente Amaru Mayo. Es uno de los principales núcleos comerciales de la Amazonia. Lleva el título oficial de Capital de la Biodiversidad del Perú en mérito a importantes registros de flora y fauna encontrados en los bosques del departamento, especialmente en el Manu.
    Desde el punto de vista jerárquico de la Iglesia Católicaes sede de la Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado[2] 
  • https://www.google.com.pe/search?hl=es&q=Puerto+Maldonado.&bav=on.2,or.r_gc.r_pw.r_cp.r_qf.&bvm=bv.1355534169,d.eWU&bpcl=40096503&biw=839&bih=402&wrapid=tlif135656542619010&um=1&ie=UTF-8&tbm=isch&source=og&sa=N&tab=wi&ei=s4vbUKK_PJL68QSBhYGoBA
  • 1966.- Muere en Lima, César Augusto Manrique, considerado uno de los padres del criollismo, junto a Eduardo Montes conformó el dúo "Montes y Manrique"
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  • 1970.- Nace en Pucallpa, el cómico, Hernando Vidaurre Yerren. Co-conductor del programa de televisión "24 Minutos" y del programa radial "Los Chistosos".

  • Santoral

    Los Santos de hoy miércoles 26 de diciembre de 2012
    Esteban, Santo
    Protomártir, 26 de Diciembre del siglo I
    Vicenta María López y Vicuña, Santa
    Fundadora, Diciembre 26
    Nicodemo el Consagrado, Santo
    Fundador, 26 de diciembre
    Dionisio, Santo
    XXV Papa, 26 Diciembre
    Zósimo, Santo
    XLI Papa, 26 Diciembre
    Mártires de Songkhon (Tailandia), Beatos
    Mártires, 26 Diciembre
    f uente:http://es.catholic.net/santoral/

    http://estoy-a-tu-alcance.blogspot.com

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