CUENTO: EL VIEJO ÁRBOL DE FICUS
CUENTO:
EL VIEJO ÁRBOL DE FICUS
Era el árbol de ficus más
grandioso que había visto, su inmensa
altura con sus dos grandes ramas que nacían muy cerca del piso le daban una fortaleza cuya
copa en forma de hongo crecía majestuoso en aquel parque centenario, orgulloso él
de
albergar una variedad de aves que con sus intenso trinos alegraban los atardeceres, se enorgullecía de ser el mejor del parque ; Cuantas
generaciones habrían admirado su belleza
,
cuantos corazones flechados habrían tatuado en su corteza recuerdos de amor, él soportaba con hidalguía, sin importarle
si habría sangrado cuando la navaja se
introducía en su corteza , lo hacía feliz
de perennizar los recuerdos más apasionados , infinidad de remodelaciones se habían sucedido en su parque , innumerables
veces se removieron veredas, jardines, arbustos, cercos, bancas, piletas. Pero
nunca lo alcanzaban, muchos postes de
luz ornamentales alumbraban las noches de penumbra - había visto muchos
arbustos sucumbir cuando los podaban - él crecía al libre albedrio dueño del espacio, del cielo - lo respetaban,
se sentía el dueño del parque. En las tormentas se encontraba impasible,
viendo a la gente correr y Él , brindaba protección de la lluvia al que se asomaba , se
sentía feliz de proteger a la gente , quería abrazarla y decirles que él estaba
allí, era su misión la de servir, además de adornar el parque con su
belleza, infringiendo respeto, todo lo hacía feliz , cuantas fotografías se
habrían tomado con él haciendo marco mudo, testigo de grandes amistades que
querían perpetrarse en el recuerdo, así como cuantos juramentos de amor y fidelidad
habría sido testigo, desde esa posición
tan envidiable que solo un árbol de esa magnitud sabia ofrecer.
Sin embargo algo lo molestaba
grandemente, lo atormentaba, los alambres que fuertemente sujetaban afiches y banderolas al tronco para luego presenciar el
bullicio de alto parlantes que promocionaban a ciertos candidatos , no entendía lo que hacia la gente , despotricándose unos a
otros y el era mudo testigo, de innumerables
mítines que llenaban la plaza y de promesas a todos los asistentes y ellos aplaudían sin cesar , alegres y contentos de presenciar
los ofrecimientos que iban a cambiar sus vidas ,y a la ciudad. Les ofrecían alimentos , trabajo para todos, principal oferta que se escuchaba y que el pan
iba a costar 10 céntimos, la gasolina barata , el balón de gas a 10 soles todo
eso lo turbaba, luego
quedaba en silencio la calma, otro día
mas se avecinaba en que
la plaza se ponía de fiesta eran los domingos
y feriados , muchos jóvenes en
grupos charlaban en su alrededor, otros en el grass dormitaban, alegres niños corrían
, en
una banca muy quieto un señor de
avanzada edad, con la mirada fija en el horizonte poco
perdido o queriendo entrar en sus recuerdos que le eran esquivos y con un ligero temblor de manos sujetaban un bastón
con empuñadura de plata para estabilizar
su humanidad.
Pero un día aciago , llegaron al
parque unos trabajadores dispuestos a
perpetrar el acto más horrendo contra la naturaleza .Él que desde su juventud había, purificado el aire de la población, s ido la
decoración, hoy era amenazado por esas personas , que comenzaron su ingrata
tarea de talar - no puede ser- murmuraba, clamaba al cielo por lo que estaba
sucediendo, años he
pertenecido a este parque, era mío,
pero el destino estaba allí presente consumando el peor atentado que el
hombre puede hacer a la naturaleza. EL VIEJO FICUS ERA TALADO SIN REMEDIO
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