CUENTO: EL ARROYO MÁGICO

 EL ARROYO MÁGICO 

Autor: Ernesto Castillo Tafur.

  En una comarca muy lejana y bella por sus hermosos paisajes, estaba rodeada por un pequeño arroyo de aguas cristalinas que en su loco recorrer, golpeando piedras y todo lo que encontraba a su paso, para luego tranquilizarse y formar una pequeña laguna silenciosa y tranquila,  transparente en cuyas orillas crecían innumerables plantas de tallos tiernos y hojas verdes y algunas flores como las buganvillas de intensos colores que alegraban la vista,  y hacían del paisaje el más bello de la comarca y el sitio predilecto de las aves,  así como el de las ardillas, vizcachas, hurones  y algunos ciervos de vistosas cornamentas, que se emplazaban en sus orillas  con ojos vivaces y el cuello extendido,  a veces lentos y taciturnos , mordisqueando algunas hojas de berros que crecían  como alfombras verdes alrededor de la pequeña laguna que se había formado y constituían el alimento natural que la madre naturaleza ofrecía a todo aquel ser que acudía y al que tomaba  esas aguas prodigiosas,
todos salían  reconfortados :

 Los ruiseñores agudizaban su canto  su vuelo era más vistoso, su plumaje parecía renovarse; el halcón  ave de gran tamaño se elevaba con mayor facilidad después de haber bebido esas prodigiosas aguas , su vuelo era capaz de llegar a los escarpados más altos para hacer sus nidos, su visión se hacía más aguda para proporcionarse su alimento, todos los animales que llegaban,  como la liebre, que se asomaba para saciar su sed resaltaban sus  cualidades , sus saltos eran más rítmicos, su pelaje se tornaba más bello, era capaz de olfatear al enemigo y  sus  ojos mas vivaces y con más brillo; En las noches llegaban las ardillas atraídos por   la belleza de la laguna que se tornaba color plata, por el reflejo de la luna,  corrían alegres y juguetonas y  se deleitaban en artísticos saltos de felicidad o quizás en alguna danza del amor. Las vizcachas, mordisqueando la verde vegetación que nunca se agotaba,  cada vez brotaba mas el prodigioso alimento;
Se  respiraba un aire de convivencia entre todos los animales que llegaban,  no había depredadores ni depredados,  las aves en las especies más exóticas anidaban en este bello paraje después de haber atravesado continentes en su condición de aves migrantes y algunas en peligro de extinción, anidaban en este paraíso, para perpetuar su reproducción prolongando la vida de su especie. Las mariposas más bellas, con sus alas  multicolores ponían el escenario paradisiaco, revoloteaban alegremente, se multiplicaban, sus capullos se convertían prontamente  en crisálidas para perpetrar la metamorfosis, el acto más maravilloso que la naturaleza ha podido concebir para el deleite de la vida, de seres tan bellos y perpetuar su existencia que son  tan vanas y efímera, pero llenos de encanto y  de fragilidad   una vez más,   la belleza tiene una existencia fugaz.
                                                 Oh ¡belleza que asomas
                                         A la vida
                                                Oh ¡belleza que deleitas
                                                  A donde te podré encontrar
Llegaban especies de todas las  rincones del planeta, para beber esa agua  prodigiosa de este arroyo que la madre naturaleza había sabido crear,  pensando en dar un poco de amor y de paz en este rincón de esta existencia, para que no todo sea dolor, no todo sea tragedia, no todo sea infelicidad, para que no haya más lagrimas en este mundo, para compensar las tragedias de la existencia, para que no surjan mas causas de miseria, para que los seres sean tratados con mas justeza.
Así mucha gente empezó a llegar a este lugar enclavado en la espesura de la selva , empezó a un despertar de tierras  y posiciones. Todos querían  tomar el agua del arroyo, y otros  preferían llevarla en botellas para venderlas, luego en envases más grandes, en cilindros, empezaron a desviar el arroyo para cada uno,  se sentían dueños de la naturaleza, las aves que llegaban eran ahuyentadas, las ardillas era cazadas por  sus pieles, con diferentes armas y sus carnes se las comían . Llegaba mucha gente, nadie tomaba el agua lo tenían como lo más preciado por su valor  monetario, se peleaban por ello,, los niños se enfermaban,  después las mujeres, por falta de alimento, nadie trabajaba la tierra solo les interesaba el arroyo, luego se producían las guerras entre ellos  hastaque llegó la extinción de todos los habitantes, no quedó uno solo  y el arroyo maltratado, volvió a su cauce y nuevamente regresaron los animales es decir regresó a ser como antes y volvió la felicidad y la paz.  HASTA QUE REGRESE NUEVAMENTE EL HOMBRE.
Autor: Ernesto Castillo Tafur.
Autor: Ernesto Castillo Tafur.

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