EL MISTERIO DEL LAGO cuento
EL MISTERIO DEL LAGO. ( cuento )
Era una
niña muy bella que se encontraba a
la orilla de un lago en camino a su
morada; con su tierna mirada
contemplaba el horizonte, sus
ojos marrones claros como la miel chispeaban
al mirar, tenía una inmensa dulzura en su mirada y revelaba un mundo de belleza interior que
con un simple parpadear de sus enormes pestañas
deslumbraba a cualquier mortal.
Ella se entretenía mirando y solo encontraba un bosque espeso de grandes árboles cuyo follaje
de intenso color verde revelaban unos
misterios que decían haber en tal espesura; presentía que al seguir mirando se iba
penetrando en el embrujo que emanaba
ese bosque virgen, e impenetrable,
tétrico hasta ahora. Muchas
leyendas existían de ese bosque y del
lago que junto a él existía; tal como los
que percibía la bella niña, eso la asustaba y alteraba su aspecto angelical y hacía contraste con lo ignoto del lugar.
Por
una casualidad del destino ella se encontraba allí, , pero no la
asustaba tal situación más bien se llenaba de curiosidad de cómo un precioso
bosque con árboles tan inmensos llenos de verdor albergaría infinidad de seres que no los
conocía y que esperaba encontrar.
En esos momentos vio pasar un manto de ciento de mariposas que se internaban en ese bosque al que decidió seguirlas, caminando entre raíces de árboles , troncos caídos y ramas sueltas seguía a aquellas mariposas que alegremente revoloteaban y seguía internándose en ese bosque que cada vez se hacía más espeso pero no era dificultad para ella.Ella llevaba en su brazo una canasta llena de flores de múltiples fragancias y colores, las más bellas eran las rosas rojas encarnadas, las violetas de grandes pétalos recién cogidas que expedían un exquisito perfume, los alhelís de blancos capullos, las hortensias rosadas que palidecían ante la belleza de la niña y coincidían con el lugar que se convertía a su paso en un edén por la diversidad de esa flora que ella iba descubriendo en esa extraña permanencia en esos bosques tan tétricos pero bellos que ofrecía la naturaleza. Ella que se llamaba HORTENSIA quedaba complacida con la belleza que conformaban las mariposas.
Ella de un aspecto muy frágil, con el cabello caído hacia los hombros formaban torbellinos con la brisa que salía del lago, su aspecto angelical resaltaba con el vestido blanco que llevaba, le caía desde los hombros hasta cubrirle los pies , se dejaba ver el cuello terso de lívido color casi marmoleo y sus pequeñas orejas eran cubiertas con la caída de su cabello, sus labios finos y rosados ligeramente entre abiertos estaban propenso a una sonrisa angelical y cautivadora, hacían juego con su sutil belleza, solo le faltaba una diadema para ser una reina .
En esos momentos vio pasar un manto de ciento de mariposas que se internaban en ese bosque al que decidió seguirlas, caminando entre raíces de árboles , troncos caídos y ramas sueltas seguía a aquellas mariposas que alegremente revoloteaban y seguía internándose en ese bosque que cada vez se hacía más espeso pero no era dificultad para ella.Ella llevaba en su brazo una canasta llena de flores de múltiples fragancias y colores, las más bellas eran las rosas rojas encarnadas, las violetas de grandes pétalos recién cogidas que expedían un exquisito perfume, los alhelís de blancos capullos, las hortensias rosadas que palidecían ante la belleza de la niña y coincidían con el lugar que se convertía a su paso en un edén por la diversidad de esa flora que ella iba descubriendo en esa extraña permanencia en esos bosques tan tétricos pero bellos que ofrecía la naturaleza. Ella que se llamaba HORTENSIA quedaba complacida con la belleza que conformaban las mariposas.
Ella de un aspecto muy frágil, con el cabello caído hacia los hombros formaban torbellinos con la brisa que salía del lago, su aspecto angelical resaltaba con el vestido blanco que llevaba, le caía desde los hombros hasta cubrirle los pies , se dejaba ver el cuello terso de lívido color casi marmoleo y sus pequeñas orejas eran cubiertas con la caída de su cabello, sus labios finos y rosados ligeramente entre abiertos estaban propenso a una sonrisa angelical y cautivadora, hacían juego con su sutil belleza, solo le faltaba una diadema para ser una reina .
La tarde
se tornaba cada vez más lúgubre,
pues las sombras de la noche amenazaban con una tenue oscuridad, y ella
debía iniciar su regreso del lejano lugar de donde venía , de pronto se llenó
de penumbra la escena, ella dubitativa
como buscando algún lugar que guarecerse en la penumbra se llenó de pánico, las
sombras de la noche parecían formar distintas figuras en la penumbra, ella cogía con toda sus
fuerzas su canasta de flores, temía perderlas , pero de pronto asomó una
inmensa claridad en medio del bosque el motivo
de tal claridad, eran que cientos de luciérnagas comenzaron a
alumbrar el camino que debía seguir; ella presurosa enrumbó hacia el
norte, guiándose también por la estrella
polar que en ese momento de la noche se hacía más visible. La bella niña siguió
por el camino que les era iluminado por
el ejército de luciérnagas, caminó hasta quedar exhausta, solo allí se tomó un descanso bajo un frondoso
árbol de cedro y un profundo sueño se apoderó de ella.
Las
luciérnagas quedaron a la espera que despertara velando el sueño de la niña que
parecía haber salido de un cuento de hadas, nada perturbaba ese momento el
ambiente. La oscuridad de la noche parecía haberse detenido para admirar y
contemplar el sueño profundo de aquel ser que permanecía dormida, El
bosque ya no se presentaba impenetrable en ese momento todo era distinto el aroma que se sentía era
de una paz increíble el mal pareciera que había sido ahuyentado. Un visible
halo de luz rodeaba a la niña, su
canasta de flores parecía brillar,
además seguían emanando el
perfume de las flores y se veían
más frescas; los capullos parecían abrirse, brotando nuevos pétalos que se iban
elevando formando una cortina de múltiples colores al son de una extraña
melodía jamás escuchada por sus bellas notas ,
como si un coro de ángeles estuviera cantando, la niña esbozaba una delicada sonrisa en
medio de su sueño como si estuviera flotando en un prado con múltiples rollizos
serafines que la invitaban al juego de la dicha y felicidad. Súbitamente todas
las luces se apagaron en una oscuridad total
y la luna alumbraba en lo alto creando el reflejo un espejo de
plata en el lago y la niña se elevó en ese momento, con dirección al
cielo, unas bellas y enormes alas se advirtieron en su frágil cuerpo, que
sutilmente las agitaba y desaparecía en la inmensidad del cielo: ELLA ERA , UN ÁNGEL DEL CIELO. Fin
Autor:
Ernesto Castillo Tafur
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